jueves, 4 de julio de 2013

Felicidad, qué bonito nombre tienes

La he tenido entre mis manos
y entre las piernas.
La he besado en Atocha, en Gran Vía,
en la mismísima Puerta del Sol
y a las puertas del cielo.

La he tenido enredada en mi pelo,
la he visto dormir durante seis noches seguidas
y he pensado
si es que acaso no se acaba encontrando
porque se pasa la vida durmiendo.

-¿Acaso la felicidad sueña con ser feliz?-

Seguro que cuando le preguntas a ella
qué quiere ser en la vida
te responde con ser nosotras,
el resto viene solo.

-Y tan solo-, pienso yo.
Si hemos venido a la vida a ser felices
nos podemos ir yendo donde volvemos siempre.

Porque siempre volvemos.

Y volver significa haberse ido una vez
y una vez hacen dos
cuando vuelves al sitio 
que te ha visto irte.

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